Las 89 tesis de Uribe
Leo los 89 escupitajos que
lanzó Uribe —convertido desde hace tiempo en una figura risible, una vieja loca
que grita por los corredores— y me pregunto cuán bajo puede caer un
expresidente.
En países con más cultura
democrática, este saboteador desquiciado ya habría sido abandonado por la
política y por los votantes. Pero en nuestra pobre Colombia no se piensa que
esos trinos de analfabeto puedan ser un comportamiento indigno; por no pensar,
no se piensa siquiera en las implicaciones de que un expresidente escriba tan
mal. No me refiero a la redacción de adolescente vago: ya sé que para muchos
las nuevas tecnologías justifican y aun exigen el atropello de la lengua, a
pesar de que todos los días hay ejemplos de que se puede escribir un trino
inteligente, ingenioso y agudo sin pelearse con la puntuación. Uribe, en
cambio, debió de sentir que su mensaje era mucho más importante que informarse
sobre los usos de la coma, esa cosa tan rara.
En los trinos de Uribe, las
preposiciones y las concordancias son como sindicalistas que uno se saca de
encima; la mera sindéresis parece una concesión que no se le debe hacer al
enemigo. Sí, lo confieso: el contacto con los 89 escupitajos me ha llenado de
una irreprimible nostalgia por esas épocas en que los presidentes no eran
completamente iletrados. Ampliación
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