Cartas del lector
Amigo Bernardo Socha:
Reinaldo Ramírez |
A mis años, curado de
espantos, detesto la apología de la guerra, en especial, cuando se exaltan los
crímenes y las matanzas en que perecen
los jóvenes campesinos y los obreros pobres y analfabetas que, en ambos bandos,
mueren o son lisiados por causa del
conflicto bélico.
Detesto a los apologistas de
la guerra que nunca quieren que sus hijos corran su misma suerte de los
"muertos y heridos en combate"
y, con inmenso y descarado cinismo, escriben sus macabras apologías, lejos de
los campos de batalla, atrincherados en
sus cómodas mansiones, protegidos en
sus carros blindados, rodeados
de guardaespaldas, sin correr riesgos, disfrutando de los sueldos, ganancias, prebendas, pensiones y jugosos contratos que
les proporciona generosamente el Estado con los impuestos que pagan, precisamente, los padres y las
viudas de los muertos que deja la guerra.
Atento saludo,
Reinaldo Ramírez