Sergio E Toledo |
Ni las buenas ideas, ni las buenas propuestas, ni una cara sonriente, ni la hoja de vida brillante, ni la pulcritud ò la honestidad, ni ser ejemplo para los demás, ni siquiera ser buena persona o buen vecino son claves del éxito de un candidato en nuestra sancochesca democracia.
Volvieron y ganaron las maquinarias electorales que estaban bien engrasadas con órdenes de prestación de servicios, contratos oficiales, lechonas, regalos; “la política se volvió una empresa electoral y quien gana es quien más invierte” como lo dijo el editorial de Vanguardia hace un mes.
Las ideas no imperan en Bucaramanga, ni el animo de servicio; el gran problema es que el principal empleador en la ciudad es el municipio y hasta que no se rompa el círculo vicioso de la pobreza y la ignorancia, no tendremos en verdad voto de opinión.
Suerte diferente la de Bogotá y Antioquia donde la empresa privada es el principal empleador y no el Estado.
Parece un contrasentido a la lógica que personas que le han servido a la comunidad, que han hecho veeduría, que han denunciado, que son pulcras y no viven de un puesto oficial no salga electas, lo cual significa que el pueblo castiga la dignidad, la inteligencia y el sentido común.
“Nos merecemos nuestros gobernantes”
Sergio Eduardo Toledo
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