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viernes, 19 de febrero de 2010

Reclutar jóvenes para la guerra es atarlos para que vean en una sola dirección

Dice el abogado Gerardo Delgado Silva

Con los denominados “informantes”, que quiere el Presidente Uribe instituir en las universidades, se quebrantan los principios científicos que garantizan la prueba testimonial.

No hay una letra en la Carta Fundamental, que autorice al Presidente, semejante despropósito. Toda facultad de carácter discrecional es, por su naturaleza, antisocial y antijurídica.

Si horroriza el reclutamiento de jóvenes y menores de edad por parte de la guerrilla y los paramilitares; el enfoque del Gobierno de Uribe con los estudiantes, es otra forma de atarlos para que vean en una sola dirección y solamente lo programado. No serían delatores de la verdad si no encubridores de la mentira. Esa no es la práctica en la gran batalla de la reconstrucción moral, social y material de la República, ni la restauración del buen nombre del país, después de los innumerables “falsos positivos”; las interceptaciones criminales a personajes de Colombia.

El Presidente Uribe parece más preocupado por ajustar cuentas que por contribuir al advenimiento de la paz y la justicia. No es ciertamente la pedagogía de la esperanza, que haga la luz en el desorden que rodea a la institucionalidad de nuestra patria.
En fin, la universidad solo debe ser un santuario del pensamiento, no puede hacerse de los estudiantes y profesores, un vasto rebaño de seres racionales abozalados sin contemplaciones, en un inevitable proceso por el sinuoso sendero de los mercenarios. No puede jamás sustituirse en el templo de la inteligencia y la cultura, el suave y arduo ejercicio de la dialéctica por las órdenes castrenses, secas y estridentes como los disparos. LEER MÁS

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