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Por Bernardo Socha Acosta
El escandalo de la “parapolítica” está afectando en mayor grado al presidente de la república, Alvaro Uribe Vélez, que el que mismo escandalo del proceso 8.000, por razones que son fáciles de entender.
En la actualidad son varios los congresistas que según las investigaciones, fueron elegidos a través de la presión armada del elector y esos mismos votos integraron el caudal electoral que sacó adelante la elección del primer mandatario de la nación.
En el proceso 8.000, la infiltración de dineros calientes ni siquiera ingresaron a la campaña porque fueron apropiados por el señor Botero quien los llevó al exterior donde fueron consignados en cuentas particulares.
En resumen, en la elección del doctor Alvaro Uribe, si incidieron los votos provenientes de presiones armadas para su triunfo, no solo en la primera elección, sino en la segunda y en cambio en la elección de Ernesto Samper se presume que estos dineros girados por los capos de la mafia, entraron pero a las arcas privadas de Botero y la campaña tuvo que desarrollarse con los dineros que legalmente donaron prestantes empresarios nacionales y extranjeros.
Luego entonces, estamos frente a un paradigma que debe servir para reflexión de los dirigentes nacionales y de quienes pretenden rasgarse las vestiduras reviviendo el proceso 8.000 como un mecanismo para tender una cortina de humo en estos graves momentos que vive la democracia colombiana.
Y digo que graves momentos de la democracia colombiana, porque si unos ciudadanos fueron a las urnas atemorizados por los cañones de los señores paramilitares, entonces cuál es la democracia que respalda los resultados electorales que eligieron presidente de la republica y algunos congresistas.
Esta es la razón para que el jefe del estado, Alvaro Uribe Vélez esté quedando sin escuderos en los debates de las cámaras legislativas. Por un lado sus inmediatos seguidores han caído en procesos de investigación que son de conocimiento de la opinión y por otro, quienes aun quedan de los movimientos que apoyaron la reelección presidencial, unos se sienten avergonzados de la situación y otros están atemorizados porque no se sabe si dentro de las investigaciones que continuarán, resulten salpicados.
Estas son entonces algunas de las pocas razones para que el señor presidente se esté quedando sin defensores en el Congreso.
Por Bernardo Socha Acosta
El escandalo de la “parapolítica” está afectando en mayor grado al presidente de la república, Alvaro Uribe Vélez, que el que mismo escandalo del proceso 8.000, por razones que son fáciles de entender.
En la actualidad son varios los congresistas que según las investigaciones, fueron elegidos a través de la presión armada del elector y esos mismos votos integraron el caudal electoral que sacó adelante la elección del primer mandatario de la nación.
En el proceso 8.000, la infiltración de dineros calientes ni siquiera ingresaron a la campaña porque fueron apropiados por el señor Botero quien los llevó al exterior donde fueron consignados en cuentas particulares.
En resumen, en la elección del doctor Alvaro Uribe, si incidieron los votos provenientes de presiones armadas para su triunfo, no solo en la primera elección, sino en la segunda y en cambio en la elección de Ernesto Samper se presume que estos dineros girados por los capos de la mafia, entraron pero a las arcas privadas de Botero y la campaña tuvo que desarrollarse con los dineros que legalmente donaron prestantes empresarios nacionales y extranjeros.
Luego entonces, estamos frente a un paradigma que debe servir para reflexión de los dirigentes nacionales y de quienes pretenden rasgarse las vestiduras reviviendo el proceso 8.000 como un mecanismo para tender una cortina de humo en estos graves momentos que vive la democracia colombiana.
Y digo que graves momentos de la democracia colombiana, porque si unos ciudadanos fueron a las urnas atemorizados por los cañones de los señores paramilitares, entonces cuál es la democracia que respalda los resultados electorales que eligieron presidente de la republica y algunos congresistas.
Esta es la razón para que el jefe del estado, Alvaro Uribe Vélez esté quedando sin escuderos en los debates de las cámaras legislativas. Por un lado sus inmediatos seguidores han caído en procesos de investigación que son de conocimiento de la opinión y por otro, quienes aun quedan de los movimientos que apoyaron la reelección presidencial, unos se sienten avergonzados de la situación y otros están atemorizados porque no se sabe si dentro de las investigaciones que continuarán, resulten salpicados.
Estas son entonces algunas de las pocas razones para que el señor presidente se esté quedando sin defensores en el Congreso.
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